Violencia en Mazatenango: entre la responsabilidad policial y las heridas invisibles

La gobernadora departamental de Suchitepéquez, Mariana Enríquez, y el psicólogo clínico Julio Arriola analizan desde diferentes perspectivas el reciente caso de violencia contra la mujer: las fallas en el procedimiento de la PNC y la compleja realidad emocional de la víctima.

El reciente caso de violencia contra la mujer en Mazatenango, protagonizado por un vecino de Quetzaltenango, ha puesto en evidencia no solo las fallas en el procedimiento policial, sino también la complejidad emocional que enfrentan las víctimas en este tipo de situaciones. Para conocer de cerca las acciones emprendidas a nivel institucional y comprender las raíces psicológicas que influyen en el comportamiento de la víctima, nuestro medio conversó con la gobernadora departamental de Suchitepéquez, Mariana Enríquez, y con el psicólogo clínico, Julio Arriola. Ambos aportaron visiones complementarias: la funcionaria explicó las medidas administrativas y de investigación que se han solicitado contra los agentes de la Policía Nacional Civil, mientras que el especialista analizó los patrones de dependencia emocional y baja autoestima que marcan la realidad de muchas mujeres y de la sociedad guatemalteca en general.


En Suchitepéquez, la atención se ha centrado en el reciente caso de violencia contra la mujer ocurrido en Mazatenango, en el que un vecino de Quetzaltenango fue señalado como responsable. Ante las inconsistencias detectadas en el procedimiento de los agentes de la Policía Nacional Civil, entrevistamos a la gobernadora departamental, Mariana Enríquez, quien explicó las acciones emprendidas para esclarecer la situación. La funcionaria informó que solicitó a Asuntos Internos de la PNC una investigación tanto de los agentes involucrados como del mando de la Comisaría 33, con el fin de establecer responsabilidades.


Para comprender la dimensión psicológica del reciente caso de violencia contra la mujer ocurrido en Mazatenango, conversamos con el psicólogo clínico Julio Arriola, quien analizó el comportamiento de la víctima, que, tras seis años de vida marital con su agresor, pidió a los agentes de la Policía Nacional Civil que lo dejaran en libertad, asegurando que lo amaba.

Arriola explicó que esta reacción responde a patrones comunes en situaciones de violencia, donde se identifican al menos tres factores: la dependencia emocional que genera apego, la culpa y la vergüenza. Además, destacó que la seguridad con la que el agresor actuó es indicio de que la violencia es una práctica constante en el hogar.

El especialista también hizo una reflexión más amplia sobre la sociedad guatemalteca, señalando que como país enfrentamos una baja autoestima colectiva: “tendemos a valorar más lo extranjero —el acento, lo de afuera— y a minimizar lo propio. Esa mirada hacia nosotros mismos es una manifestación de nuestra baja autoestima”.


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