
Mazatenango, 22 de abril de 2025 – La realidad en el área de emergencias del hospital nacional de Mazatenango quedó expuesta esta mañana, cuando decenas de personas esperaban atención médica en condiciones poco humanas.
Llegué al lugar debido a una emergencia familiar y me encontré con una escena alarmante: adultos mayores, madres con niños en brazos y personas visiblemente enfermas, todas esperando con evidente dolor y fatiga. Muchos estaban allí desde las 4:00 de la madrugada, sin haber sido atendidos ni siquiera para una evaluación inicial.
Al intentar comprender la causa de la demora, me acerqué al área de recepción. El personal encargado ingresaba los datos con una lentitud desesperante: hasta 30 minutos por paciente. Al preguntar a qué hora iniciarían las atenciones, la respuesta fue contundente: «A las 8, cuando llegue el médico de turno».
Frente a la gravedad de la situación, decidí contactar a un diputado para informarle y pedir su intervención. Pocos minutos después, se presentó el director del hospital, quien rápidamente comenzó a indagar qué estaba ocurriendo. Lo más preocupante fue notar que el personal no tenía claridad sobre sus funciones. Se mostraban apáticos y desorganizados.


Sin embargo, bastó una orden directa del director para que, de inmediato, comenzaran a atender a los pacientes. Esto evidenció que no se trataba de falta de capacidad, sino de voluntad.
Quedó en el aire la sensación de que el director tiene la intención de mejorar el servicio, pero enfrenta una resistencia interna preocupante. Hay señales de un posible boicot o desinterés deliberado dentro del área de emergencias, que termina afectando a quienes más necesitan atención: los ciudadanos.

